La cibercotilla

Soy Marina Cabrera y soy periodista especializada en ocio y gastronomía. Durante tres años he trabajado en la Real Academia de Gastronomía, donde he aprendido mucho de la profesión y he tenido la oportunidad de relacionarme con cocineros y periodistas con amplio recorrido.

Desde hace unos meses, sin embargo, me saturé de los horarios intensivos y los jefes que no hacen más que pedir cosas inútiles y decidí probar a montármelo por mi cuenta, es decir, a malvivir del periodismo freelance con colaboraciones en medios de aquí y allá. Para ello, veo necesario dar un empujón a las redes sociales. Por un lado quiero usarlas como marca personal (principalmente Twitter e Instagram, las más populares entre gastrónomos) de cara a otros que viven y trabajan entre fogones y por otro como carta de presentación para posibles empleadores: no cabe duda que un editor va a rastrear cuál es el paso por la red de un periodista antes incluso de concederle una entrevista. 

A estos objetivos se suma mi edad, pues siento una presión añadida al saber que crecí con Internet, tuve mis primeros ligues por el messenger de Hotmail, me hice mi cuenta de Facebook allá por el 2007 y seguí el paso a paso las elecciones de Irán de 2009 a través de Twitter. Con estos antecedentes me cuesta creer que no tenga ni idea de qué hacer para que mis Redes Sociales se pongan en movimiento y deje de ser una simple cotilla cibernética.

Con este curso me gustaría conocer los lenguajes que se usan en las redes, los horarios de mayor actividad, el qué decir y qué evitar y, sobre todo, mantenerme auténtica y no dar demasiada importancia a un mundo que, desgraciadamente, cada vez es más importante en nuestras relaciones personales.